Artículo aparecido en página del MAS: http://www.masenlucha.org
Sin lugar a dudas el proceso de lucha provocado por la masiva oposición a la Ley 7 de “Emergencia Fiscal” se ha convertido, paso a paso, en una verdadera lucha nacional del pueblo trabajador. Protestas de todo tipo y actos de desobediencia civil han impactado centros de trabajo a través de toda la isla… y todo encaminado al Paro Nacional del 15 de octubre. Las preguntas obligadas son: ¿Y después del paro qué? ¿Qué vamos a hacer a partir del viernes 16 de octubre?
En primer lugar resulta indispensable una evaluación de la jornada de lucha. No debemos confiar en que un solo paro va a lograr que el gobierno revierta las políticas anti-obreras de la Ley 7. Por tal razón la evaluación es necesaria: ¿Qué logramos con el paro? ¿Qué hicimos bien? ¿En qué fallamos? Sólo una evaluación honesta y profunda abrirá las puertas a nuevas y más amplias movilizaciones.
En segundo lugar debemos garantizar que mantengamos activo un calendario de actividades y protestas militantes encaminadas a una gran Huelga General. Es común que, luego de una amplia movilización de pueblo, las organizaciones que promovieron la protesta caigan en una especie de inercia de la cual tardan meses en recuperarse. El más reciente ejemplo de esto ocurrió luego del Paro del Primero de mayo y de la Primera Asamblea de Pueblo del 5 de junio. Al poner todos los esfuerzos en la celebración de una gran actividad de protesta, frecuentemente nos olvidamos que el éxito nunca es el resultado de una grandiosa manifestación de un día sino que sólo puede ser fruto de la continuidad en la lucha.
En tercer lugar resulta imprescindible que adelantemos una reflexión sobre el rumbo que tomará esta lucha del pueblo trabajador luego del paro nacional. ¿Volveremos a la inercia de nuestra vida cotidiana? ¿Será posible que el pueblo trabajador regrese, no sólo a sus centros de trabajo, sino al inmovilismo de nuestro sistema político?
Una de las consecuencias de esta jornada de lucha ha sido la oportunidad que han tenido una gran cantidad de trabajadores de reflexionar sobre sus opciones políticas. Aquellos que votaron por Fortuño y el PNP maldicen una y otra vez su error y juran indignados que jamás volverán a votar por dicho partido. Pero ese voto masivo por Fortuño tuvo su origen en el voto de castigo contra la desastrosa administración anti-obrera de Aníbal Acevedo Vilá y el PPD. ¿Será posible que la única opción política de los trabajadores en el año 2012 sea volver a votar por el partido que impuso el IVU, que hablaba de “Puerto Rico, Inc.”, que descertificó a la Federación de Maestros, que no quiso firmar el convenio en Acueductos, que se negó a reconocer el convenio de la UTIER y que pretendía aumentar la jornada de trabajo a 10 horas diarias?
Resulta evidente que los intereses del pueblo trabajador no están protegidos por los partidos tradicionales que, como el PPD y el PNP, sólo se turnan en la administración del país para gobernar a favor de los ricos del patio y del extranjero. Ante esta realidad, es hora ya que el pueblo trabajador se plantee la necesidad de gobernar el país. Plantear la necesidad de que la clase obrera debe gobernar tiene como consecuencia inmediata el que debemos organizarnos para alcanzar el poder político. Y cuando se ha comprobado que las opciones políticas tradicionales no cumplen con las necesidades de los trabajadores, entonces es momento de que surja una organización política de los propios trabajadores. Cada día resulta mas evidente que los trabajadores y trabajadoras necesitamos tener nuestra propia voz, nuestro propio instrumento de acción política: nuestro propio partido político. Un partido político del pueblo trabajador que nazca de las entrañas de la clase obrera y al fragor de la lucha de clases en las calles es la única alternativa real para que los trabajadores podamos plantearnos como meta gobernar el país.